Adonis es el seudónimo de Ali Ahmad Said Esber, poeta y ensayista sirio aunque nacionalizado libanés. Está considerado como el máximo exponente de la poesía árabe contemporánea. Su obra suele tener un fuerte tono social y político. Es una poesía que pretende conectar oriente con occidente ("¿Quieren conocer Occidente? Entonces aprendan a conocer el Oriente") relacionando mitos occidentales (Ulises u Orfeo) con la mística islámica o confrontando las cosmovisiones árabe y europea.
Ha sido un candidato habitual al Nobel, aunque me temo que dada su edad y que no toca un poeta hasta dentro de cuatro o cinco años (predicción mía sin más fundamento que la intuición, antes de volver a un poeta habrá de recaer el premio en un exótico -este puede ser el año de Thiong'o o Achebe-, un dramaturgo, un autor importante pero no superventas y un autor importante superventas), la poesía árabe se va a quedar sin premio.
Los dos poetas
Entre el eco y la voz
hay dos poetas,
uno elocuente cual luna rota
y el otro silencioso cual niño
que duerme cada noche
en los brazos de un volcán.
Entre el eco y la voz
hay dos poetas,
uno elocuente cual luna rota
y el otro silencioso cual niño
que duerme cada noche
en los brazos de un volcán.
Versión de María Luisa Prieto
Celebración de la realidad
Por alto y radiante que sea el deseo
no puede tocar el cuello del sol.
La realidad es la flor más marchita
en el jardín de las palabras.
Realidad: sueño que no visita
ni hace amistad
más que con los párpados durmientes.
A veces el cuerpo parece un árbol
cuyo más bello fruto, el sueño,
no se puede recoger.
No hay diálogo entre el fuego y el agua:
un abrazo
hasta extinguirse.
La realidad
en la que se han convertido los caminos de la derrota
es la única
que conduce a los caminos de la libertad.
El olvido tiene una guitarra
en la que el recuerdo toca
sus calladas tristezas.
Por alto y radiante que sea el deseo
no puede tocar el cuello del sol.
La realidad es la flor más marchita
en el jardín de las palabras.
Realidad: sueño que no visita
ni hace amistad
más que con los párpados durmientes.
A veces el cuerpo parece un árbol
cuyo más bello fruto, el sueño,
no se puede recoger.
No hay diálogo entre el fuego y el agua:
un abrazo
hasta extinguirse.
La realidad
en la que se han convertido los caminos de la derrota
es la única
que conduce a los caminos de la libertad.
El olvido tiene una guitarra
en la que el recuerdo toca
sus calladas tristezas.
Versión de María Luisa Prieto
El viajero
He dejado
-viajero.
mi rostro sobre el vidrio de mi lámpara.
Mi mapa es una tierra sin creador.
La negación de todo, mi evangelio.
He dejado
-viajero.
mi rostro sobre el vidrio de mi lámpara.
Mi mapa es una tierra sin creador.
La negación de todo, mi evangelio.
Versión de Pedro Martínez Montávez
En la sombra de las cosas
Yo prefiero quedar en la penumbra;
quedarme en el secreto de las cosas.
Me gusta introducirme en las criaturas.
Errar como una idea.
Extraño como el arte.
Anónimo,
incierto
y olvidado.
Naciendo, nuevamente,
en cada día.
Yo prefiero quedar en la penumbra;
quedarme en el secreto de las cosas.
Me gusta introducirme en las criaturas.
Errar como una idea.
Extraño como el arte.
Anónimo,
incierto
y olvidado.
Naciendo, nuevamente,
en cada día.
Versión de Pedro Martínez Montávez
La perdición
La perdición, la perdición...
La perdición nos salva y guía nuestros pasos.
La perdición es resplandor,
y el resto, máscara.
La perdición nos unifica con nuestros semejantes.
La perdición cuelga de nuestras visiones
el rostro de los mares.
La perdición es esperar.
La perdición, la perdición...
La perdición nos salva y guía nuestros pasos.
La perdición es resplandor,
y el resto, máscara.
La perdición nos unifica con nuestros semejantes.
La perdición cuelga de nuestras visiones
el rostro de los mares.
La perdición es esperar.
Versión de Pedro Martínez Montávez
Las cosas
Si atravesara la herida hasta el crimen.
Si camuflara la locura y las banderas,
tendría un sombrero para ocultarme;
tanto en la victoria como en la derrota
violaría el soñar sobre los párpados.
Estaría y no estaría en la tierra.
Pero he vinculado a las cosas
mi rostro, mis honduras y dios.
Acepté de buen grado el vivir sin amuleto,
a dibujar la vida
con la muerte, el espejismo
y las cosas.
Acepté de buen grado el vivir con las cosas.
Si atravesara la herida hasta el crimen.
Si camuflara la locura y las banderas,
tendría un sombrero para ocultarme;
tanto en la victoria como en la derrota
violaría el soñar sobre los párpados.
Estaría y no estaría en la tierra.
Pero he vinculado a las cosas
mi rostro, mis honduras y dios.
Acepté de buen grado el vivir sin amuleto,
a dibujar la vida
con la muerte, el espejismo
y las cosas.
Acepté de buen grado el vivir con las cosas.
Versión de Pedro Martínez Montávez
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on 06 marzo 2012
at 20:43
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