Esta versión del texto fue publicada en el número 12 de la revista cultural cubana "33 y 1/tercio" en 2008.
Kalugin se durmió y soñó que estaba sentado entre la maleza y un policía se acercaba a la maleza.
Kalugin se despertó, se rascó la boca y se durmió otra vez. Una vez más soñó que él se acercaba a la maleza y había un policía sentado escondiéndose en la maleza.
Kalugin se despertó, puso un periódico bajo su cabeza para no babearse en la almohada, y se durmió otra vez. De nuevo soñó que estaba sentado entre la maleza y un policía se acercaba a la maleza.
Kalugin se despertó, cambió el periódico, se acostó, y se durmió otra vez. Se durmió y soñó una vez más que se acercaba a la maleza y que había un policía sentado entre la maleza.
Kalugin se despertó y decidió no dormir más, pero al instante se quedó dormido y soñó que estaba sentado detrás del policía y que había malezas acercándose.
Kalugin despertó gritando y revolcándose en la cama, pero ahora ya no podía despertar.
Kalugin durmió cuatro días y cuatro noches seguidas, y al quinto día se despertó tan demacrado que tuvo que amarrarse con una soga las botas a sus pies para que no se le cayeran.
En la panadería, donde Kalugin siempre compraba pan de trigo, no lo reconocieron y le dieron pan de centeno.
La comisión sanitaria, mientras hacía su recorrido por los apartamentos, vio a Kalugin, lo hallaron insalubre y bueno para nada y le ordenaron a la cooperativa de vivienda que sacaran a Kalugin junto con la basura.
Doblaron a Kalugin en dos y lo sacaron con la basura.
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on 31 octubre 2011
at 20:17
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