Flora Nwapa - "He aquí Lagos"

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Novelista, cuentista, poeta y autora de libros infantiles nigeriana. Si Chinua Achebe (que fue mentor de Flora) está considerado como el padre de la literatura africana moderna, Flora ha sido etiquetada como la madre de esa misma literatura. Ella no se calificaba a sí misma como feminista pero su obra mantuvo el compromiso de denunciar los problemas que enfrentan las mujeres en diferentes contextos y situaciones sociales. También fue editora (fundó Tana Press, la primera editorial propiedad de una mujer negra africana en toda la zona oeste del continente.)
Este cuento, perteneciente al volumen This is Lagos and Other Stories de 1971, que yo sepa, es el único trabajo de la autora que ha sido traducido al español (español de méxico, pero tan español o más que el de Madrid). Se encuentra recogido en "Todos cuentan. Narrativa africana contemporánea (1960-2003)" editado en 2012 por la UNAM dentro del "Seminario Permanente de Traducción Literaria".
La versión es la de Elika Ortega


-Dicen que los hombres de Lagos no sólo persiguen a las mujeres, sino que las arrebatan -su mamá le dijo a Soha en la víspera de partir a Lagos-. Así que, hija mía, ten cuidado. Mi hermana te va a cuidar. Tendrás que ayudarla con el quehacer y sus hijos, tal como lo has hecho aquí.
Soha quería mucho a su tía. La llamaba Mama Eze. Eze era el primogénito de su tía. Y Mama Eze llamaba a Soha hija de mi hermana. Ella también quería mucho a Soha a quien había cuidado cuando era ésta apenas una niñita.
Soha era una chica muy dulce. Sólo tenía veinte años cuando llegó a Lagos. No era hermosa en el sentido real de la palabra, pero era linda y encantadora. Estaba llena de vida. Siempre pretendía saber lo que quería y mostraba una confianza rara en un chica educada en la aldea.
Su tía y su familia vivían en Shomolu. a las afueras de Lagos. Había una primaria cerca y fue en esa escuela donde su tío político le consiguió un trabajo de maestra. A Soha no le gustaba dar clases, pero no había otro trabajo y, así como para muchos maestros, el trabajo era sólo un escalón.
Por la mañana, antes de irse a la escuela, Soha veía que los hijos de su tía, cinco en total, estuvieran listos para la escuela. Veía que se hubieran bañado, puesto sus uniformes y lucieran arreglados y limpios. Luego les preparaba el desayuno y, cada mañana antes de las siete, los niños estaban listos para ir a la escuela.
Todos en el 'patio' pensaban que Soha era muy acomedida. El esposo de su tía, que era un hombre tranquilo, hacía cumplidos a Soha y le decía a su esposa que era una buena chica. La tía estaba orgullosa de ella. Desde que llegó con ellos, su tía tenía más tiempo para relajarse, hacía menos quehacer y ponía más atención a su negocio, que era vender pan.
Por algún tiempo, todo fue bien con ellos. Pero a Mama Eze no le gustó la forma en la que Soha no quiso ir de vacaciones cuando la escuela cerró al final del primer semestre. Estaba sorprendida de que no quisiera ir a casa a ver a su madre a pesar de que ésta había estado enferma y estaba recuperándose.
-¿Por qué no quieres ir a casa, hija de mi hermana?
-¿Quién va a cuidar a los niños si me voy a casa? -preguntó.
A Mama Eze no le gustó el tono de la voz de Soha.
-¿Quién había estado cuidando a los niños antes de que vinieras, hija de mi hermana? Tu mamá quiere que vayas a casa. Ya sabes cuánto te quiere. No quiero que piense que no te dejo ir a casa.
-Ella no pensaría eso. Iré en las vacaciones de Navidad. Estas vacaciones son muy cortas, sólo tres semanas. Y las carreteras, acuérdate de cómo es la carretera Lagos-Onitsha -pero tampoco fue a casa durante las vacaciones de Navidad.
Ésa fue la razón que al fin la convenció. Mama Eze recordó el accidente que presenciara no hacía mucho. Regresaba del mercado con una carga enorme en la cabeza, cuando en un instante todo sucedió. Fue un camión de volteo enorme y un Volkswagen. Vio sangre y cuerpos y el Volkswagen destrozado. Se cubrió la cara con las manos. Cuando los abrió, miró hacia otro lado y qué fue lo que vio, una lengua humana en el suelo.
Cuando regresó a casa le contó a su esposo. Juró que a partir de ese momento viajaría a casa en tren.
No le sugirió a su sobrina que viajara por tren. Soha ya había rechazado esa idea desde hacía mucho. No veía la cordura de hacer eso. ¿Por qué una persona en Lagos que quiere ir a Port Harcourt decidiría ir primero hacia el norte a Kaduna, luego al sur hacia Port Harcourt y hacer tres días de viaje en una distancia que normalmente se recorrería en pocas horas si viajara por carretera?
Un sábado durante las vacaciones, un auto nuevo paró frente al gran 'patio'. Los niños en el patio, incluyendo los hijos de Mama Eze, corrieron en grupo para ver más de cerca. Un joven bajó del auto y preguntó a uno de los niños si Soha vivía ahí.
-Sí, la hermana Soha vive aquí. Déjeme ir a hablarle -dijo Eze y corrió a la casa.
Soha se estaba empolvando la cara cuando Eze abrió la puerta de un empujón y anunció:
-Hermana Soha, un hombre te está buscando. Llegó en un auto, un auto nuevo. Nunca había visto ese auto. Ven a verlo. Quiere verte.
-Eze le tomó la mano y comenzó a jalarla hacia la sala de estar.
-No, Eze, dile que se siente en la sala y que me espere -Soha le dijo quedamente a Eze.
Eze soltó su mano y salió corriendo otra vez.
-Ya viene. Dice que se siente en la sala y la espere -le dijo al hombre.
El hombre lo siguió a la sala.
Los niños se quedaron admirando el auto.
-Es un Volkswagen -dijo uno.
-¿Cómo va a ser un Volkswagen? Es un Peugeot -dijo otro.
-¿Pero qué no ven? Es un Record -dijo otro niño. Ya se estaban acercando. Algunos tocaban el auto y dejaban sus sucias huellas marcadas cuando Eze salió de nuevo y los corrió.
-¿A ver quién es tan valiente como para acercarse al auto? -y se plantó enfrente del auto viéndose más grande de lo que en realidad era.
-¿Es el auto del papá de Eze? -preguntó un niño.
-No. Es del amigo de la hermana Soha -respondió uno de los hermanos de Eze sin dudar.
-Pensé que era de tu papá -dijo el mismo niño.
-Ya cállense. Como si mi papá no pudiera comprar un auto -gritó Eze y se paró amenazante frente al niño.
Soha seguía frente al espejo admirándose. No tenía ninguna prisa. Su madre le había dicho que nunca se mostrara impaciente de ver a un hombre. Más bien, debía dejarlo esperando tanto como quisiera. Tenía puesto uno de los vestidos que ella misma confeccionaba cuando estaba en casa. De repente pensó en cambiárselo, pero decidió no hacerlo y salió. Se veía muy tímida cuando tomó la mano que le ofrecía el hombre que había venido a visitarla.
-¿Estás lista?
-Para ...
-Vamos a ir a Kingsway Stores.
-¿A Kingsway Stores?
-Claro. Pero si lo decidimos anoche y me dijiste que viniera por ti a las nueve y media -dijo el hombre mirando su reloj.
-Lo siento pero no puedo ir otra vez.
-¿No puedes ir?
-No.
-¿Por qué?
-¿Qué no puedo cambiar de opinión?
-Claro que sí -dijo el hombre tranquilo y un poco sorprendido.
-Entonces ya me voy.
-¿Ya?
-Sí.
-¿No trabajas los sábados?
-No.
-Pues vete entonces -dijo Soha.
-¿Cuándo te veré otra vez?
-No sé, yo no tengo auto.
-Vamos al cine en la noche.
-No, me mata mi mamá.
-Tu tía.
-Sí, ella es mi mamá. Dijiste que me ibas a comprar algo hoy.
-Pues vamos a Kingsway Stores entonces. Nunca sé qué comprarle a las mujeres.
-¿Qué no le compras nada a tu esposa?
-Ya te dije que no tengo esposa.
Soha se carcajeó. El hombre la miraba.
-¿A quién crees que engañas? Por favor vete con tu esposa y ya no me molestes. Los hombres de Lagos, conozco bien a los hombres de Lagos.
-¿A cuántos conoces? -ella no contestó. En cambio hizo una mueca y se dio la vuelta sobre la silla en que estaba sentada.
-Ya me voy -dijo él mientras se paraba.
-No te vayas todavía -dijo ella.
Se escuchó el claxon de un auto.
-Es mi coche -dijo él.
-¿Y?
-Los niños están jugando con el claxon.
-¿Y?
-¡Me desesperas! Pero de cualquier forma me gustas. Vamos de compras, Soha, ¿qué pasa? Eres muy terca.
-No, no voy a ir. Iré el próximo sábado. No le avisé a Mama Eze.
-Pero dijiste que irías.
-Sí, eso dije.
Él se levantó. La conversación era un cuento de nunca acabar.
-¿Ya te vas?
-Ya me voy.
-Espérame, voy contigo -él respiró y exhaló.
-Entonces ve a cambiarte.
-¿A cambiarme? ¿Qué no te gusta mi vestido?
-Sí me gusta, pero ponte uno mejor.
-No tengo otro vestido. Mejor me quedo. Te avergüenzas de mí.
-Ya empezaste otra vez.
-No voy a ir, ¿cómo te atreves a decir que mi vestido no es respetable? Bueno, entonces cómprame vestidos antes de que salga contigo -él llevo su mano al bolsillo trasero y sacó su cartera. Le puso un billete de cinco libras en la mano. Ella sonrió y salieron.
-Eze, ¿has estado vigilando su coche?
Eze asintió. Él buscó en su bolsillo y le dio a Eze un chelín. Eze brincó de alegría.
-Nosotros también lo cuidamos -dijeron los otros niños.
-Sí. Ellos también lo cuidaron -dijo Soha. Él sacó otro chelín y se los dio. Luego se fueron en el auto.
Mama Eze no sabía nada del joven que visitaba a Soha. Soha les advirtió a los niños que no le dijeran nada a sus padres. Pero era obvio para ella que Soha guardaba secretos. Era muy sencillo para una madre de cinco hijos, que había visto a tantas niñas crecer en el 'patio' saber cuando tenían algo que ver con hombres. Primero pensó que le preguntaría a Soha, pero lo creyó adecuado un día cuando Soha le dijo que iba de compras y no regresó hasta tarde. Le pidió que entrara.
-¿Adónde fuiste, hija de mi hermana?
-Te dije que iba de tiendas.
-Mucha gente del 'patio' fue a las tiendas, pero regresaron mucho antes que tú.
-Bueno, pues no fuimos a las mismas tiendas -dijo Soha.
A Mama Eze no le gustó la forma en la que le habló Soha. Sonrió.
-Soha -la llamó.
Era la primera vez que Mama Eze la llamaba por su nombre.
-Soha -la llamó de nuevo-, estamos en Lagos. Lagos es diferente de casa. Lagos es grande. Hay que tener cuidado. Apenas eres una niña. Los hombres de Lagos son demasiado intensos para ti. No pienses que eres inteligente. No lo eres. Nunca puedes ser más lista que un hombre de Lagos. Soy mayor que tú, así que escucha mis consejos.
Soha no dijo nada. No pensó para nada en lo que le dijo su tía. Pero esa noche Mama Eze no durmió bien. Le contó a su esposo.
-Te preocupas innecesariamente ¿no te había dicho antes que iba a ir de tiendas?
-Sí.
-¿Entonces?
-Entonces -dijo Mama Eze burlándose-, entonces. Sigue hablando inglés, 'Entonces'. Cuando algo le pase a Soha te vas a quedar de brazos cruzados. Éste es el momento para hacer algo.
-¿Por qué dices eso, Mama Eze? ¿Qué ha hecho la chica? Si es muy buena. Nunca sale de la casa. Te ha estado ayudando con el quehacer, tú misma lo dices.
Mama Eze ya no le dijo nada. Una tarde cuando Soha regresó de la escuela, le preguntó a su tía si le daría permiso de ir al cine. Su tía aplaudió de emoción y salió del cuarto aprisa.
-Mama Bisi, ven a escuchar lo que Soha dice.
Mama Bisi, que era su vecina, salió.
-¿Qué dijo? -preguntó con las manos en el pecho, estaba asustada.
-Soha, la hija de mi hermana, quiere ir al cine. -Mama Bisi seseó.
-¿Eso es todo? Estás emocionada porque te dijo hoy, ¿qué tal las otras noches que ha ido?
-¿Otras noches? ¿Otras noches?
-Ve a sentarte Ojari. No sabes lo que dices. Soha, hija de tu hermana, ha estado saliendo con diferentes hombres desde hace ya un buen tiempo. ¿No te has fijado en los vestidos que se pone y en los zapatos? ¿Acaso son como los vestidos que una chica como ella se pondría?
Mama Eze no dijo nada. Soha no dijo nada.
-Cuando regrese Papa Eze pregúntale si puedes ir al cine -Mama Eze dijo, finalmente, después de mirarla largamente.
Poco después, Soha se acercó a ella y le dijo que se quería mudar a un hostal.
-¿A un hostal, hija de mi hermana? ¿Quién lo va a pagar?
-Tengo mi sueldo.
-Ya veo. Ya sé que tienes tu sueldo. Nosotros que nunca hemos tenido un sueldo en la vida sabemos lo que es un sueldo. Pero, ¿por qué ahora? ¿Por qué nos quieres dejar ahora? ¿Ya no te gusta mi casa? ¿Es muy pequeña para ti? ¿O muy humilde? ¿Te da pena traer aquí a tus amigos?
-Quiero empezar a leer otra vez. Por eso me quiero mudar a un hostal. Así me conviene más.
-Eso es cierto. Cuando tú cantas bien, el bailarín baila bien. Entiendo, hija de mi hermana. Tengo que avisarle a mi esposo y a mi hermana. Tu madre dijo que te quedarías conmigo. Lo único razonable es que le diga que te vas a ir a un hostal. ¿Qué hostal es, por cierto?
-El que está en la calle Ajagba.
-Ya veo.
Cuando Soha se fue a la escuela, Mama Eze fue con Mama Bisi y le contó lo que Soha había dicho.
-Te dije -Mama Bisi dijo-, Soha no es tan buena niña, ¿sabes cómo son las niñas que viven en ese hostal de la calle Ajagba? Niñas corrompidas que nunca se van a casar. Ningún hombre las llevaría a su casa ni las consideraría sus esposas. ¿Conoces a mi hermana, la que vive en Abeokuta, a quien fui a ver la semana pasada?
-Sí, la conozco. Iyabo.
-Sí, Iyabo. Una de sus amigas que se quedaba en ese hostal casi se lleva a Iyabo para allá. Yo lo evité. Tan pronto como me enteré, fui con su madre a Abeokuta y le dije. Ella vino y las dos fuimos a verla. Después de hablar con ella, cambió de opinión. Así que ése es el lugar a donde Soha quiere ir a vivir. Ni te digo, ya ves que dicen que ir a Lagos no es difícil, ni hay regreso. Soha estará perdida si se va para allá.
Mama Eze regresó del mercado a casa una tarde y le dijeron que Soha no había vuelto de la escuela. Bajó su canasta de pan sin vender y se sentó.
-¿No te dijo a dónde iba? -le preguntó a Eze.
Eze negó con la cabeza.
-¿Y a dónde fue tu papá? -Mama Eze preguntó a Eze.
-Salió.
-¿Adónde?
-No sé.
-No sabes. No sabes nada de lo que te pregunto. ¿Crees que todavía eres un niño? Tráeme agua, rápido -Eze le llevó el agua. Luego llegó el papá de Eze.
-Dicen que Soha no ha regresado a casa -dijo Mama Eze a su esposo.
-Eso me dijo Eze.
-Y tú saliste porque Soha no es tu hermana. Si Soha fuera tu hermana te hubieras puesto histérico.
Luego llegó Mama Bisi y se sentó. Había escuchado todo, por supuesto.
-Eze, ¿por qué no les dices la verdad? -dijo Mama Bisi. Eze no dijo nada.
-Eze, ¿entonces sabes a dónde fue Soha? -preguntó Mama Eze.
-No sé -protestó vehementemente Eze.
-Ayudaste a Soha con su caja. Yo te vi -acusó Mama Bisi.
No había visto a Eze hacerlo, pero lo que dijo era cierto. Mama Eze y su esposo estaban confundidos.
-Mama Bisi, dime lo que sabes, por favor.
-Pregúntale a tu hijo. Él lo sabe todo. Sabe a dónde fue Soha.
-No sé. Estás mintiendo, Mama Bisi.
Mama Eze se levantó y le dio una bofetada a Eze.
-¿Cómo te atreves, cómo te atreves a decir que Mama Bisi está mintiendo? Tú, bueno para nada.
-Ewo, Mama Eze, basta. Si abofeteas al niño otra vez te vas a arrepentir.
-Jo, no se peleen -suplicó Mama Bisi.
Se acercó a Papa Eze.
-Por favor, no. Pero, Eze, te estás portando muy mal. ¿por qué estás escondiendo el mal? Qué manera de portarse.
Eze sabía mucho. Había ayudado a Soha a empacar sus cosas y había sido el caballero del auto quien se la llevó. Soha le había dicho que no dijera una palabra a nadie. También le dijo que ella y su esposo irían a ver a sus papás en la noche.
Mientras se preguntaban qué hacer, Eze se escabulló. Había sido el único que escuchó el sonido del auto. Le agradaba el amigo de Soha desde el día que vigiló su auto. Y también había dado muchos paseos en él porque siempre que el amigo de Soha lo veía, le daba un aventón y Eze lo disfrutaba mucho.
Soha y el caballero bajaron del auto, Soha iba adelante. Mama Eze, Mama Bisi y Papa Eze los miraron fijamente. Soha y su amigo se quedaron parados. Los miraron fijamente.
-¿Nos podemos sentar? -preguntó Soha mientras se sentaba. El caballero seguía de pie.
-Siéntense -ordenó Papa Eze y se sentó.
Nadie encontró las palabras. El caballero de Soha no sabía qué hacer.
-¿Está viviendo Soha contigo? -preguntó Papa Eze después de un largo rato.
-Sí -dijo él.
-De hecho, nos casamos hace un mes -dijo Soha.
-No -Mama Eze gritó-. Tú, tú te casaste con la hija de mi hermana. Imposible. Los vamos a "descasar", ¿entienden? Mama Bisi, ¿no es eso lo que hacen aquí?
-Aquí es Lagos. Todo puede pasar aquí -dijo Mama Bisi.
Luego volteó a ver al caballero y le habló en yoruba. Sólo Papa Eze no entendió.
-Es cierto, Papa Eze. Están casados. ¿Qué está pasando con este país? Soha, tú que dejaste tu casa apenas ayer para venir a Lagos, estás casada, casada con un hombre de Lagos, sin decirle a nadie. Eso no es más que un insulto. Pero, ¿qué sé yo? Yo ni fui a la escuela. Si hubiera ido a la escuela, no me habrías tratado de esta forma.
-Así que la embarazaste -le dijo Mama Bisi al esposo de Soha en yoruba.
No respondió de inmediato. El corazón de Soha se paró un segundo.
-Entonces ya se está notando -dijo para sí misma.
Mama Bisi sonrió amargamente.
-Niños, ustedes creen que nos pueden engañar. A mí que tengo siete hijos.
-¿Cómo te llamas? -preguntó Mama Bisi al esposo de Soha en yoruba.
-Ibikunle -respondió.
-lbikunle, uno no se casa así en el lugar de donde venimos ... -Mama Eze no terminó.
-Ni en el lugar de donde él viene kpa kpa -Mama Bisi interrumpió-. Es Lagos, cuando vienen a Lagos se olvidan de las raíces de su hogar. Imagínate, venir aquí a decir que se casaron. ¿En dónde caramba se hace algo así?
-Escuche, señor lbikunle, uno no se casa así en mi hogar -dijo Mama Eze-. La familia no los considerará casados. Nunca se ha escuchado. Y tú me dices que esto es lo que hacen los blancos. Entonces, cuando los blancos quieren casarse, no piden el consentimiento de sus padres, ni siquiera les informan. Hija de mi hermana -volteó hacia Soha-, no has obrado bien. Me has pagado con maldad. ¿Por qué no me tuviste confianza? ¿Qué no estoy casada? ¿Acaso el matrimonio es pecado? ¿Qué no te iba a dejar casar? ¿Qué no es lo que piden todas las mujeres?
-Ya es suficiente, Mama Eze -dijo Mama Bisi-. Y además ...
-Ustedes las mujeres hablan mucho. El señor lbikunle se ha portado como un caballero ¿Qué tal si hubiera huido después de embarazar a Soha? ¿Qué harían?
-Escucha lo que dice mi esposo. No te culpo. Pero, ¿qué estoy diciendo? ¿Qué no eres hombre? ¿Qué no todos los hombres son iguales? Señor lbikunle, llévese su esposa a su casa y prepárese para venir a ver a sus suegros. Yo le ayudaré con los preparativos.
Marido y mujer se fueron. Mama Eze fue a casa y le dijo a los padres de Soha lo que había pasado. Pasó un año entero. El señor lbikunle no tuvo el valor, o el dinero, para viajar a casa de Soha a presentarse con los padres de Soha como su yerno.

This entry was posted on 30 abril 2022 at 13:09 and is filed under , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

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