Está considerada la más importante poeta palestina. Creció en el seno de una familia aristocrática y tradicional, que la trató de mantener aislada y encerrada desde su adolescencia. De esta reclusión lograba evadirse periódicamente gracias a las cartas y a los consejos de uno de sus hermanos, poeta, como ella, quien desde la Universidad Americana de Beirut le animaba a escribir. Ella le dedicó en 1946 su primer libro de poemas, Mi hermano Ibrahim. Paradójicamente, el inicio del exilio tras la declaración del Estado de Israel que coincidió con el fallecimiento de su padre, supuso su libertad.Estudió dos años en la Universidad de Oxford, donde empezó a tomar conciencia de la realidad del pueblo palestino. Esto la llevó a dar un giro en su trayectoria literaria y a convertir su poesía temprana de tono intimista en una poesía cargada de mensaje político que culminó con Mártires de la Intifada, una de sus más famosas obras. La versión de los poemas es la de María Luisa Prieto.
LA ROCA
Mira cómo esa negra
Roca ha sido amarrada a mi pecho
Con las cadenas del arrogante destino,
Con las cadenas del absurdo tiempo.
Mira cómo aplasta
Mis frutos y mis flores,
Me esculpe con el tiempo
Y me destruye con la vida.
¡Déjame! No podemos vencerla.
Las cadenas de mi prisión no se romperán.
Permaneceré en soledad
Mientras el destino sea mi prisión.
Déjame
Permanecer así:
Sin luz,
Futuro
Ni esperanza.
La roca negra no tiene escapatoria
Ni refugio.
En vano intento retirar su peso de mi pecho
Olvidándome.
¡Cómo he penetrado en el corazón de la vida
y he recorrido cada dirección!
Me he divertido,
He cantado
En las fuentes de la juventud.
Dame mi copa
Y beberé con ansia
Hasta ausentarme del alegre mundo
Que tanto me ha decepcionado.
En su regazo están mi dolor
Y mi desgracia.
He huido del
Mundo de mis sentimientos
Y he danzado con
La agilidad de los pájaros
Y una risa loca. Luego, desde
Las profundidades de mi desesperación,
Una llamada sacude mi espíritu
Y en secreto amenaza:
"No escaparás.
Estoy aquí.
No hay escapatoria
Ni refugio".
La sombra de la roca negra traza
Figuras deformadas.
En vano intento retirarla,
En vano pretendo huir.
No hay escapatoria.
¡Cuánto he explorado la tierra de
la desgracia!
He aspirado el elixir del consuelo
En la miseria de los prisioneros como yo,
Prisioneros del destino.
He penetrado entre la gente,
Donde están las tragedias
Y las lágrimas,
Donde los látigos silban y caen
Sobre los rebaños humanos,
Sobre las espaldas desnudas
Y los humillados cuellos,
Donde los dóciles esclavos
Huyen en grupos
Hundiéndose en lágrimas,
Sangre
Y sudor.
Continué: busqué consuelo
Para la desgracia
Pero no hay escapatoria.
La maldición de la negra roca
Nació conmigo
Para ser mi sufrimiento.
Muda,
Pegada a mí,
Su sombra sigue los pasos de mi vida.
Mira cómo se ha instalado
Con su arrogancia
En mi pecho.
¡Déjame!
No podemos vencerla.
Las cadenas de mi prisión no se romperán.
Mi espíritu permanecerá
Cerrado
Y yo seguiré solo
En la lucha.
Solo
Con el intenso dolor,
Con el tiempo,
Con el destino.
Solo
Con esta roca negra
Aplastándome.
No hay escapatoria.
SÓLO QUIERO ESTAR EN SU SENO
Sólo quiero morir en mi tierra,
Que me entierren en ella,
Fundirme y desvanecerme en su fertilidad
Para resucitar siendo hierba en mi tierra,
Resucitar siendo flor
Que deshoje un niño crecido
En mi país.
Sólo quiero estar en el seno de mi patria
Siendo tierra
Hierba
O flor