Jane Auden (Jane Bowles tras su matrimonio con Paul Bowles) fue una novelista, cuentista y dramaturga estadounidense. Sólo escribió una novela, "Dos damas muy serias" (1943), una obra de teatro, "In de summer House" (1954), y unos pocos relatos que fueron publicados en algunas revistas y luego recogidos en el volumen "Placeres sencillos" (1966). En 1978, cinco años después de su muerte en Málaga (donde está enterrada) apareció otro volumen de cuentos, "My Sister's Hand in Mine", pero desconozco si recoge cuentos inéditos hasta ese momento, si es el anterior volumen tal vez con algún añadido, ...
Parece ser que vivió acomplejada por el talento de su marido y que consideraba que su carrera literaria era un fracaso. Sin embargo fue calificada como "leyenda moderna" por Truman Capote, "hito de la literatura norteamericana del siglo XX" por Alan Sillitoe y adorada por Tennessee Williams. En su obra destaca un humor disparatado, unas situaciones muchas veces inverosímiles rozando el absurdo (o cayendo de lleno en él) y unos diálogos ricos y duros en muchas ocasiones. La angustia, la frustración y el trauma de no poder vivir la vida que ella deseaba están presentes en cada línea de sus trabajos.
La versión del cuento (en realidad, escena de títeres) es la de Benito Gómez Ibáñez.
Las dos marionetas son hermanas de cincuenta y pocos años. El escenario debe tener una varilla o un cordel que lo divida por la mitad para sugerir dos habitaciones. Hay una sentada a cada lado de la línea divisoria. Si no es posible sentarlas, tendrán que quedar de pie. Mildred, la mayor, tiene un aspecto más sólido y lleva colores más vivos.
Mildred (la marioneta más fuerte): Espero que empieces a pensar en traer la leche.
Rhoda (tras una pausa): Pues no.
Mildred: Pero ¿qué te pasa? No irás a recibir una visita de nuestros difuntos, ¿verdad?
Rhoda: Este invierno no tengo apariciones porque estoy muy harta de querer hasta a nuestros muertos. De todos modos, estoy disgustada con el mundo.
Mildred: Dedícate a tus asuntos, que yo me ocuparé de los míos. Ahora estoy pensando en la leche.
Rhoda: Estoy cansada de estar triste. Me gustaría cambiar.
Mildred: No te diviertes lo suficiente en tu habitación. ¿Por qué no?
Rhoda: Pues porque el mundo y sus víctimas siempre están presentes en mi imaginación.
Mildred: Eso no es normal. De todos modos, no eres lo bastante lista para resultar de alguna utilidad en el mundo exterior.
Rhoda: Si fuera joven, socorrería a los enfermos. Y ni siquiera me preocuparía de la cultura, si fuese joven.
Mildred: No tienes maña para crear un hogar. En cualquier caso, procura muchas satisfacciones.
Rhoda: Tengo el corazón demasiado grande para crear un hogar.
Mildred: No. Es porque careces de autosuficiencia. Si yo no estuviera aquí, no tendrías el placer de preocuparte. Si no me ves por aquí, eres un alma perdida. Cuando no estoy, ni siquiera tienes ánimo para preocuparte por el mundo exterior. ¡Y no es que el mundo exterior pierda gran cosa! (Resopla con desprecio.)
Rhoda: Tienes razón. Pero juro que tengo un gran corazón.
Mildred: He llegado a creer que el interior de las personas no es muy interesante. Con un corazón grande se puede causar un enorme descontento, y con uno pequeño, una armonía considerable. Compara tu habitación con la mía. Y tengo el corazón tan pequeño como el de papá.
Rhoda: Me dejas helada hasta los tuétanos cuando dices que tienes el corazón pequeño. Pero me quieres, ¿verdad?
Mildred: Eres mi hermana, ¿no?
Rhoda: El amor de hermana es una de las pocas dichas de esta vida.
Mildred: Bueno, ya está bien de exagerar. Podría enumerar otras cosas.
Rhoda: Imagino que es injusto obtener amor de un corazón pequeño. Supongo que es pecado. Me figuro que Dios pretendía que los corazones pequeños se dedicaran a otras cosas.
Mildred: Es posible. Tomaremos la leche en mi habitación. Es mucho más agradable. En parte, porque soy una mujer más limpia que tú.
Rhoda: Aunque tengas un corazón pequeño, desearía que en el mundo no hubiera nadie más que tú y yo. Entonces no pensaría que debo mezclarme con los demás.
Mildred: Pues yo desearía poder ofrecerte en una caja mi don para la felicidad. ¡Sería tan estupendo que fueras como yo! Así podríamos tomar la leche en cualquier habitación. Un día en la tuya y al siguiente en la mía.
Rhoda: Estoy segura de que esas cosas no ocurren nunca.
Mildred: Eso sucede en un millón de hogares, siete días a la semana.
Rhoda: Nunca, nunca, nunca...
Mildred (con mucha firmeza): Eso ocurre en un millón de hogares.
Rhoda: ¡Nunca, nunca, nunca!
Mildred (levantándose): ¿Vas a hacerme caso sí te digo que eso sucede en un millón de hogares, o tengo que perder los estribos?
Rhoda: Ya los has perdido. (Mildred monta en cólera rápidamente. Rhoda va al proscenio y canta:)
Mi caballo quedó como una piedra congelado,Mildred (entre bastidores): Voy por la leche y espero que se haya acabado por hoy el alboroto. (Entra llevando dos vasitos blancos.) Pero ¿por qué llevo leche a una persona que está completamente decidida a convertir mi vida en un verdadero infierno?
hace mucho, mucho tiempo.
Cerca del macizo de flores, helado
bajo el yermo sol.
O quizá fue de noche,
o quizá no fue.
Mi caballo corre por los campos
muchas tardes.
Negro como el lodo y lleno de vida,
lo veo escapar al bosque
y luego no lo veo.
Rhoda (entrelazando las manos con emoción): Sí. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡Qué acertijo tan horroroso!
Mildred: Te encanta pensar que todo es un acertijo. Crees que ésa es la manera de ser intelectual. No hay ningún acertijo. Simplemente cumplo mi parte del trato.
Rhoda: ¡Tratos, tratos y más tratos!
Mildred: ¿Me dejarás terminar, nerviosa criatura? Trato de explicar que me comporto de acuerdo con el molde en que me hicieron. Da la casualidad de que sé apreciar ese molde, y ni el cielo ni la tierra lograrán que lo estropee. Tus excitables emociones no me afectan. Aquí tienes la leche. (Entra en la parte del escenario que ocupa Rhoda y le ofrece la leche, pero Rhoda da un manotazo al culo del vaso que lleva su hermana y lo manda por los aires. Mildred asesta una tremenda bofetada a Rhoda y vuelve precipitadamente a su habitación. Hay silencio durante un momento. Luego, Mildred oculta la cara entre las manos y rompe a llorar. Rhoda sale, Mildred va al proscenio y canta:)
Mildred (cantando):
Soñé que ascendía una colina,(Rhoda entra en suporte del escenario.)
con la mano de mi hermana en la mía.
Luego busqué mi casa en el valle,
pero sólo campos soleados vi
y la torre de la iglesia brillando.
Busqué hasta que mis entrañas se enfriaron,
pero sólo campos soleados vi
y la torre de la iglesia brillando.
Una chica bajó corriendo la montaña
con campanillas en el sombrero.
Pregunté su nombre al valle,
pero sólo viento y lluvia oí
y la campana de la iglesia repicando.
Pregunté hasta que mis labios se enfriaron
y desperté sin saber
si se llamaba como mi hermana
o si su nombre era el mío.
Mildred: ¿Rhoda?
Rhoda: ¿Qué quieres?
Mildred: Vete si te apetece.
Rhoda: Aún no ha llegado el momento, y ya no llegará hoy, porque el día ha terminado y se acerca la noche. ¡Gracias a Dios!
Mildred: Sé que si no viviera en la rectitud, contraería una enfermedad horrible y moriría. Se me partiría el corazón.
Rhoda: Vives en la rectitud, cariñito. así que no pienses en eso. (Pausa.) Iré a traerte la leche.
Mildred: Yo también voy. Pero bebamos la leche aquí, porque esto es mucho más agradable, ¿verdad? (Se levantan.) ¡Qué contenta estoy de que ya sea de noche! Tengo los nervios destrozados. (Salen.)
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on 17 octubre 2012
at 21:30
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