No era brusco Gazel, pero decía cosas violentas e inesperadas en el idilio silencioso con Esperanza. Aquella tarde había trabajado mucho y estaba nervioso, deseoso de decir alguna gran frase que cubriese a su mujer asustándola un poco. Gazel, sin levantar la vista de su trabajo, le dijo de pronto:
—!Te voy a clavar con un alfiler como a una mariposa!
Esperanza no contesto nada, pero cuando Gazel volvió la cabeza vió como por la ventana abierta desaparecía una mariposa que se achicaba a lo lejos, mientras se agrandaba la sombra en el fondo de la habitación.
—!Te voy a clavar con un alfiler como a una mariposa!
Esperanza no contesto nada, pero cuando Gazel volvió la cabeza vió como por la ventana abierta desaparecía una mariposa que se achicaba a lo lejos, mientras se agrandaba la sombra en el fondo de la habitación.
This entry was posted
on 29 noviembre 2009
at 14:48
and is filed under
cuento,
de la serna
. You can follow any responses to this entry through the
comments feed
.