Como parece que estos días la literatura sueca está de moda, pues me apunto a la moda con uno de los cuatro pilares de las letras suecas. Los otros tres son el dramaturgo August Strindberg (para quienes crecimos con "Estudio 1" resultará muy conocido), Selma Lagerlöf (Premio Nobel de Literatura en 1909, su libro “El maravilloso viaje de Nils Holgersson" es casi una lectura obligada de la niñez) y Vihelm Moberg (aunque su obra "Los emigrantes" está considerada la obra maestra de la literatura sueca, la verdad es que si una va a una librería y pregunta por algún libro de este señor, lo normal es que salga como entró, da la sensación que nunca se editó en España, no lo sé). Como decía, Pär es la cuarta pata del banco. Fue premio Nobel en 1951 (así que de raro y desconocido nada). Su obra más famosa es "Barrabás" que fue adaptada al cine, con Anthony Quinn como Barrabás, y que cada semana santa la televisión sigue emitiendo, sí o sí, como en los mejores tiempos del nacionalcatolicismo. "El enano" es una novela corta escrita en primera persona como si de un diario se tratara. Su protagonista es la maldad.Mi estatura es de sesenta y cinco centímetros.Estoy bien conformado, con las proporciones correspondientes, aunque tengo la cabeza un poco grande.Mi pelo no es negro como el de los demás, sino colorado y echado hacia atrás en las sienes y mi frente impresiona más por lo ancha que por lo alta. Soy lampiño, pero fuera de eso mi rostro es como el de cualquiera.Mis cejas son espesas. Mi fuerza física es considerable, especialmente si me enfurezco. Cuando se dispuso la lucha entre Josafat y yo, a los veinte minutos lo puse con la espalda contra el suelo y lo estrangulé. Desde entonces aquí no hay más enano que yo.
¡Anda! He hablado de literatura sueca y no aparecen por ningún lado esos autores tan de moda.
Casi todos los enanos son bufones. Tienen que decir chistes y hacer payasadas que hagan reír a sus amos y huéspedes. Yo no me he rebajado jamás hasta ese extremo.Tampoco me lo ha exigido nadie. Basta mi aspecto para impedir que se haga de mi semejante empleo. Mi cara no es de las que se prestan para divertir a nadie. Además, no me río nunca.
No soy un bufón. Soy un enano y nada más que un enano.Por otra parte, tengo una lengua mordaz que probablemente agrada a algunas personas que me rodean. Eso no es lo mismo que ser un bufón.
Ya he dicho que mi cara se parece a la de cualquier otro hombre.Esto no es absolutamente exacto porque mi cara está llena de arrugas.Para mí eso no es un defecto. A mí me han hecho así y no puedo evitar que a los demás no les suceda lo mismo. Me presento tal como soy, sin embellecerme ni afearme. Tal vez no sea lo común, pero estoy satisfecho de ser como soy.
Las arrugas hacen que parezca más viejo, y no lo soy. Pero he oído decir que nosotros, los enanos, descendemos de una raza mucho más antigua que la que ahora puebla la tierra y que, por consiguiente, somos viejos desde que nacemos. No sé si será verdad, más, si así fuera, seríamos los hombres primitivos. No tengo nada que decir contra el hecho de pertenecer a otra raza que la actual y que eso sea visible en mi persona. Encuentro que las caras de los demás son completamente inexpresivas.
Mis amos sienten por mí una gran simpatía, particularmente el príncipe, que es un poderoso y gran hombre. Un hombre con vastos planes y que sabe realizarlos. Es un hombre de acción y a la vez, un hombre muy culto, que sabe darse tiempo para todo lo posible, y a quien le place conversar sobre cuanto existe entre el cielo y la tierra, aunque oculta sus verdaderos propósitos hablando de otra cosa.
Puede parecer innecesario eso de interesarse por todo -si es que realmente es así- pero tal vez sea preciso, tal vez tenga que abarcarlo todo puesto que es príncipe. Da la impresión de comprenderlo y dominarlo todo, o por lo menos de aspirar a ello. Nadie puede negar que tiene una personalidad imponente. De todos los seres que he encontrado, es el único que no desprecio.
Pero es muy hipócrita.
Conozco bastante bien a mi señor, más no por eso diré que lo conozco a fondo. Tiene una de esas naturalezas nada fáciles de comprender. Sería un error decir que es escurridizo, no, pero en cierto sentido es inaccesible. Lo es para mi mismo y, a decir verdad, no sé por qué lo sigo con la fidelidad de un perro. Por otra parte, él tampoco me comprende.
A mi no me impresiona como a los demás, pero me agrada estar al servicio de un señor tan imponente. No he de negar que es un gran hombre. Aunque nadie es grande para un enano.
(...)
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on 18 junio 2009
at 20:11
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lagerkvist
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