Mahmud Darwish (III)

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Los poemas pertenecen al poemario "Menos rosas" de 1986.
La versión es la de María Luisa Prieto.



He visto la última despedida
He visto la última despedida: me despedirán en una rima de madera,
izado por manos de hombres y ojos de mujeres.
Me envolverán en una bandera y mi voz se conservará en cintas.
Me perdonarán en una hora todos mis pecados, luego los poetas me insultarán.
Mas de un lector recordará que yo velaba cada noche en su casa.
Una chica vendrá pretendiendo que me casé con ella hace veinte años y pico.
Se contarán leyendas sobre mí y sobre las conchas que recogía de los mares lejanos.
Mi amiga se buscará un nuevo amante que esconderá en sus vestidos de luto.
Veré la fila del cortejo fúnebre y a los que pasan, cansados de esperar.
Pero aún no veo la tumba. ¿No tengo derecho a una tumba, después de todas estas fatigas?


El último tren se ha parado
El último tren se ha parado en el último andén, y nadie
salva a las rosas. Ninguna paloma se posa en una mujer de palabras.
El tiempo se ha acabado. El poema no puede más que la espuma.
No creas a nuestros trenes, amor, no esperes a nadie en la muchedumbre.
El último tren se ha parado en el último andén, y nadie
puede retornar a los narcisos rezagados en los espejos de la penumbra.
¿Dónde dejaré mi última descripción del cuerpo que en mí habita?
Todo ha terminado. ¿Dónde está lo que ha terminado? ¿Dónde vaciaré el país que en mí habita?
No creas a nuestros trenes, amor, las últimas palomas han volado, han volado,
y el último tren se ha parado en el último andén... y no hay nadie.


En el camino hay otro camino
En el camino hay otro camino. En el camino hay un espacio para el viajero.
Arrojaremos muchas rosas al río para cruzarlo. Ninguna viuda
quiere volver con nosotros. Vayamos allí... allí está el norte del relincho.
¿No has olvidado algo elemental que asentará el nacimiento de nuestro pensamiento futuro?
Habla del ayer, compañero, para que vea mi imagen en el arrullo
y alcance el collar de la paloma o encuentre la flauta en una higuera abandonada.
Mi nostalgia gime por todo. Mi nostalgia me designa asesino o víctima.
Y en el camino hay un camino para andar y andar. ¿Hacia dónde me llevarán las preguntas?
Yo soy de aquí y soy de allí, y no soy de allí ni soy de aquí.
Arrojaré muchas rosas antes de alcanzar una rosa en Galilea.


Si pudiera volver a empezar
Si pudiera volver a empezar, elegiría lo que elegí: las rosas del cercado.
Viajaría de nuevo por los caminos que llevan o no llevan a Córdoba,
colgaría mi sombra en dos rocas para que los pájaros fugitivos anidaran en sus ramas,
quebraría mi sombra para seguir el perfume de los almendros flotando sobre una nube polvorienta
y me fatigaría en las laderas. Acercaos, escuchadme, comed de mi pan,
bebed mi vino, pero no me dejéis solo en la calle de la vida, cual sauce extenuado.
Amo los países en los que el canto del viaje no ha dejado huella y no han obedecido a ninguna sangre o mujer.
Amo a las mujeres cuyos deseos ocultan el suicidio de los caballos sobre un umbral.
Volvería, si pudiera volver, a mi misma rosa, a mis propios pasos... pero no regresaré a Córdoba.

This entry was posted on 07 septiembre 2013 at 21:51 and is filed under , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

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