La mención llega con una semana de retraso. El pasado 22 de marzo murió Chinua Achebe, poeta, uno de los padres de la novela africana moderna y mi eterno candidato al Nobel.
Una madre en un campo de refugiados
Ninguna Virgen con el niño podría conmover
Su ternura por un hijo
Pronto debería olvidar…
El aire estaba tan pesado con los olores de diarrea,
De niños no lavados con costillas macilentas
Y traseros desecados balanceándose con pasos dificultosos
Detrás de vientres vacíos reventados. Otras madres allí
Hace rato han parado de cuidar, pero no ésta:
Sostiene una sonrisa fantasmal entre sus dientes,
Y en sus ojos la memoria
Del orgullo de una madre….ella lo había bañado
Lo había masajeado con las palmas desnudas.
Ella tomó de su atado de posesiones
Un peino roto y peinó
El cabello color ladrillo que quedaba en su cráneo
Y luego-zumbando en sus ojos-comenzó cuidadosamente a separarlo
En su antigua vida esto era tal vez
Un pequeño acto cotidiano sin consecuencias
Antes de su desayuno y escuela, ahora ella lo hizo
Como poniendo flores en una tumba diminuta.
La versión es la de Myriam Rozenberg
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on 30 marzo 2013
at 22:11
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