Creo que Gloria Fuertes puede ser la poeta más conocida entre la gente en España, pero a la vez la menos leída, y puede también que la más rodeada de tópicos.
Sus libros se encuentran salpicados de poemas autobiográficos, poemas que no sólo nos cuentan la vida de su autora sino que nos muestran cómo fue la vida en España en la época de la guerra y la postguerra civil.
La recopilación de poemas autobiográficos de la entrada pertenecen a "Antología y poemas del suburbio" de 1954, "Aconsejo beber hilo" de 1954 (estos dos poemarios están recogidos, junto a otros, en sus "Obras incompletas" de 1975) e "Historia de Gloria" de 1980.
NOTA BIOGRÁFICA
Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
a los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
—no digo nombres—,
gracias a eso, pude sobrellevar mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta,
—pero Dios y el botones saben que no lo soy—.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces .
AUTOBIOGRAFÍA
A los pies de la Catedral de Burgos,
nació mi madre.
A los pies de la Catedral de Madrid,
nació mi padre.
Yo nací a los pies de mi madre
en el centro de España, una tarde.
Mi padre era obrero,
modista mi madre.
Yo quisiera haber sido del circo
y sólo soy esto.
De pequeña,
fui a un reformatorio y a un colegio gratis.
De joven fui al dolor
y en el verano a un Preventorio,
ahora voy a todas partes.
He tenido lo menos siete amores,
varios jefes malos
y apetito envidiable.
Ahora tengo, dos recordatorios
y un beso, muy de tarde en tarde.
AUTOBIO
Nunca vi claro lo del clero,
ni siquiera de niña en el colegio
cuando te lo crees todo.
Cuando era pequeña,
tampoco me creí lo de la cigüeña.
AUTOBIO
Nací a muy temprana edad.
Dejé de ser analfabeta a los tres años,
virgen, a los dieciocho,
mártir, a los cincuenta.
Aprendí a montar en bicicleta,
cuando no me llegaban
los pies a los pedales,
a besar, cuando no me llegaban
los pechos a la boca.
Muy pronto conseguí la madurez.
En el colegio,
la primera en Urbanidad, Historia Sagrada y Declamación.
Ni Álgebra ni la sor Maripili me iban.
Me echaron.
Nací sin una peseta. Ahora,
después de cincuenta años de trabajar,
tengo dos.
AUTOBIO
Mi niñez y juventud
fue de ataúd,
fue injusta y dura
(y no me hizo dura).
Y veo que hay gente,
que su vida fue cómoda y blanda
y son duros y agreden.
AUTOBIO
Pronto me di cuenta
que era una errata eso
de que los niños venían de París.
A los seis años cambié la ese por erre.
Los niños vienen de Parir
—escribí en la pizarra de las monjas—.
Y me echaron.
AUTOBIO
Cuando yo nací,
el padre de servidora
ganaba al mes,
lo que mi limpiadora
gana ahora a la hora.
Éramos nueve hermanos,
quedamos tres,
—los más fuertes—
La mayoría de mis hermanitos
murieron de mortandad infantil
o de guerra civil.
AUTOBIO
Os digo en prosa:
Nunca pedí dinero,
comida, sangre o ropa.
Empecé a trabajar de niña de niñera.
Fui la criada de mi casa propia.
(Yo misma fui mi primer muñeca.)
Luego de mayor,
lo único que pedí prestado
fue amor,
lo devolví con creces,
hoy estoy arruinada.
AUTOBIO
... Por entonces,
trabajaba de cuentahuevos en una granja.
Me daban una peseta por centena que empajaba
y me descontaban los cascados.
Hasta que me cansé
de pagar yo los huevos rotos.
AUTOBIO
No hay nada más «naif» que un culo en pompa.
Yo también nací un domingo.
Aunque cuando «me hacían»
mis padres ya no se querían,
(a mí tampoco).
Pasaron quince años desde el primer biberón
al primer beso de amor.
AUTOBIO
Los primeros pendientes que tuve,
fueron dos sabañones en ambos lobulillos,
debidos al frío del sótano,
—hoy diría al frío y a la avitaminosis esa —
AUTOBIO
Mi primera amiga,
fue una muñeca que nunca tuve.
Mis primeros pendientes,
fueron dos sabañones (ya os lo dije).
AUTOBIO
Yo era feliz cuando era niña.
cuando llevaba los zapatos rotos
y el corazón entero.
Después...
ya todo roto.
AUTOBIO
Calle Tres Peces, 3, 4, 8,
Segundo piso (sin ascensor)
eran noches de quinqué,
patatas viudas-pimentón.
Mi madre me hacía soplar
las encinas del carbón.
Yo tenía
manía,
a mi hermano Angelín,
—casi le odiaba—
porque le querían un poco,
(a mí nada).
AUTOBIO
Yo empecé en esto de inventar,
muy pronto,
mire usted, señor periodista,
cuando se me ocurrió el primer poema,
me caí de la cuna de risa.
AUTOEPITAFIO
Me alegra poder decir
para la futura historia,
que no pasé por la tierra
sin pena ni Gloria.
This entry was posted
on 26 noviembre 2012
at 21:05
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