Jamaica Kincaid - "Qué he estado haciendo últimamente"

Posted by La mujer Quijote in ,

Qué he estado haciendo últimamente: estaba tumbada en la cama y sonó el timbre de la puerta. Corrí escaleras abajo. Deprisa. Abrí la puerta. Allí no había nadie. Salí. O bien lloviznaba o bien había mucho polvo flotando en el aire y el polvo estaba húmedo. Saqué la lengua y comprobé que la llovizna o el polvo húmedo sabía como la tinta de una escuela estatal. Miré hacia el norte. Miré hacia el sur. Decidí echar a andar hacia el norte. Mientras caminaba hacia el norte, me di cuenta de que iba descalza. Mientras caminaba hacia el norte, alcé la vista y vi el planeta Venus.
-Debe de ser casi de día -dije.
Vi a un mono en un árbol. El árbol no tenía hojas.
-Ah, un mono. Fíjate. Un mono -me dije.
Caminé durante no sé cuánto tiempo hasta que me topé con una gran extensión de agua. Quería cruzar al otro lado, pero no sabía nadar. Quería cruzar al otro lado, pero me llevaría años construir un bote. Quería cruzar al otro lado, pero ni sé cuánto tiempo tardaría en construir un puente. Pasaron los años hasta que un día, decidida, subí a mi bote y empecé a remar hacia la otra orilla. Al llegar al otro lado, era mediodía, y mi sombra era pequeña y caía debajo de mí. Salí a un sendero que se extendía en línea recta ante mí. Pasé por delante de una casa, y había un perro sentado en la terraza, pero miró hacia otro lado al ver que me acercaba. Me crucé con un chico que jugaba con una pelota manteniéndola en el aire, pero el chico miró hacia otro lado al ver que me acercaba. Caminé y caminé, pero no sabría decir si caminé durante mucho tiempo porque no sentía los pies, como si se hubieran desgajado de mí. Giré sobre mis talones para ver lo que había dejado atrás, pero nada me resultaba familiar. En lugar del sendero llano, vi colinas. En lugar del chico con su pelota, vi altos árboles en flor. Miré hacia arriba; en el cielo no había nubes y parecía estar muy cerca, como si fuera el techo de mi casa y, si me subiera a una silla, pudiera tocarlo con la punta de los dedos. Volví a girarme y miré lo que tenía delante de nuevo. Un profundo agujero se había abierto ante mí. Miré dentro. El agujero era hondo y oscuro, y no alcanzaba a ver el fondo. Pensé, «¿Qué habrá ahí abajo?», así que me tiré exprofeso al interior del abismo. Caí y caí, más y más abajo, como si fuera una maleta vieja. En las paredes de la fosa vi inscripciones, pero quizás estuvieran escritas en un idioma extranjero porque no fui capaz de leerlas. Seguí cayendo, no sé durante cuánto tiempo. Mientras caía, empecé a darme cuenta de que no me gustaba cómo me hacía sentir el hecho de caer. Caer me mareaba, me deprimía y hacía que echara a faltar a todas las personas a las que había amado. Me dije, no quiero seguir cayendo, y me giré hacia arriba. Volvía a estar en pie al borde del precipicio. Miré el profundo pozo y dije: Ahora ya puedes cerrarte, y éste así lo hizo. Seguí caminando sin ser consciente de la distancia que recorría. Sólo sabía que iban pasando las noches y los días, sólo sabía que caminaba bajo la lluvia o bajo el resplandeciente sol, luz y oscuridad. En ningún momento tuve sed ni sentí ningún dolor. Mirando el horizonte, hice un chiste para mis adentros: pensé, «La tierra tiene los labios muy delgados», y me reí yo sola.
Al volver a mirar al horizonte, vi una figura solitaria que caminaba hacia mí, pero no me asusté porque estaba segura de que era mi madre. A medida que me fui acercando a aquella figura, me di cuenta de que no se trataba de mi madre, pero tampoco entonces me asusté, porque vi que era una mujer.
Cuando aquella mujer estuvo cerca de mí, me miró severamente y levantó las manos. Tenía que haberme visto en algún sitio antes, porque dijo:
-Eres tú. Qué cosas. Eres tú. Y, por cierto, ¿qué has estado haciendo últimamente?
Yo podría haber dicho:
-He estado rogando por no seguir creciendo, por no ser cada vez más alta.
Podría haber dicho:
-He estado rememorando meticulosamente las palabras de mi madre, para así encarnar una buena imitación de hija obediente.
Y hasta podría haber dicho:
-Una jauría de perros, cansados de perseguirse unos a otros por toda la ciudad, dormían a la luz de la luna.
En lugar de eso dije:
-Esto es lo que he estado haciendo últimamente: estaba tumbada en la cama boca arriba, con las manos alzadas, los dedos entrelazados ligeramente en la nuca. Alguien llamó al timbre. Bajé las escaleras y abrí la puerta, pero allí no había nadie. Salí. O lloviznaba o había mucho polvo flotando en el aire y el polvo estaba húmedo. Saqué la lengua y comprobé que la llovizna o el polvo húmedo sabía como la tinta de una escuela estatal. Miré hacia el norte y miré hacia el sur. Eché a andar hacia el norte. Mientras caminaba hacia el norte, sentí la necesidad de apretar el paso y me quité los zapatos. Mientras caminaba hacia el norte, alcé la vista y vi el planeta Venus y dije, «Si ha salido el sol, no pasarán más de ocho minutos sin que yo lo sepa». Vi a un mono sentado en un árbol que no tenía hojas. Dije, «Ah, un mono. Fíjate. Un mono». Cogí una piedra y se la lancé al mono. El mono, al ver la piedra, se movió rápidamente fuera de su trayectoria. Hasta tres veces le tiré una piedra al mono, y las tres veces la esquivó. La cuarta vez que le tiré una piedra, el mono la cazó al vuelo y me la devolvió. La piedra me dio en la frente y me hizo una profunda brecha encima del ojo derecho. La herida se curó al instante, pero entonces tuve la sensación de que la piel de la frente no era real. No sé cuánto tiempo estuve caminando hasta que me topé con una gran extensión de agua. Quería cruzar al otro lado, así que cuando llegó la barcaza pagué el precio del pasaje. Cuando llegué al otro lado vi a un montón de gente sentada en la playa que celebraba un picnic. Eran las personas más bellas que había visto nunca. Todo en ellas era negro y lustroso. Su piel era negra y lustrosa. Sus zapatos eran negros y lustrosos. Sus cabellos eran negros y lustrosos. La ropa que llevaban era negra y lustrosa. Les oía reír y charlar, y me dije, me gustaría estar con ellos, así que empecé a caminar hacia donde ellos estaban, pero cuando estuve cerca, vi que no estaban celebrando ningún picnic, y que no eran bellos y que no estaban charlando y riendo. Todo a mi alrededor era fango negro, y todos parecían haber sido creados con fango negro. Alcé la vista y vi que el cielo parecía muy lejano, y que nada a lo que pudiera encaramarme me permitiría tocarlo con la punta de los dedos. Pensé, ojalá pudiera escapar de todo esto, así que eché a andar. Tuve que estar caminando mucho tiempo, porque me dolían los pies hasta el punto de que tenía la sensación de que se habían desprendido de mi cuerpo. Pensé, ojalá en el primer recodo del camino viera mi casa, y en su interior estaría mi cama, recién hecha, y en la cocina encontraría a mi madre, o a cualquier otra persona a la que amara, preparándome unas natillas. Pensé, ojalá fuera domingo y yo estuviera sentada en un banco de la iglesia y acabara de oír a alguien cantar un salmo. Me sentía muy triste, así que me senté. Me sentía tan triste que hundí la cabeza en las rodillas y me empecé a alisar los cabellos hacia atrás para calmarme. Me sentía tan triste que ni siquiera podía imaginar que nunca podría sentirme de otra forma. Me dije, esto no me gusta. No quiero volver a hacerlo más. Y volví a estirarme en la cama, justo antes de que el timbre de la puerta sonara.

This entry was posted on 06 octubre 2011 at 20:07 and is filed under , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

8 comentarios

Qué bueno, como todo lo de la kincaid. Es genial la estructura .Tengo que leer sus cuentos pq hasta el momento sólo he leído de ella novela. Pena que no haya recibido aún el nobel de literatura ...

7 de octubre de 2011, 10:00

Sus cuentos son muy recomendables, bueno, como todo lo suyo.
Lo del Nobel, aunque haya sonado muchas veces, no creo que se algo que le vaya a caer, como a muchos de los que suenan. Por cierto, hace dos semanas hice una entrada con poemas de Tranströmer, parece que le di suerte.

7 de octubre de 2011, 19:12

Pues me voy aclarando en varias cosas:
1) Tengo que ponerme al día con los autores caribeños. Tanto hablarnos las dos (Miss W y tu) de la Kincaid, y yo sin saber nada de nada de ella. Este relato es muy interesante, no solo por su calidad, sino especialmente desde el punto de vista puramente estructural .Me apetece leerlo en inglés.
2) No le darán el Nobel durante mi vida a un autor del que yo haya oido hablar previamente a dicho galardón. Del sueco si que no sabía nada de nada, claro que si poco lector de poesía soy (por desgracia), la de este sueco si que está lejos de mis lecturas actuales.

Saludos

8 de octubre de 2011, 21:15

Pues yo voy a puntualizar dos cosas también.
1) Jamaica Kincaid merece mucho la pena, lo que no sé es si será de tu gusto, ese ya es otro cantar.
2) Si dos semanas antes de la concesión del Nobel, allá por el 24 de septiembre, te hubieras pasado por este blog, habrías podido leer alguno de los poemas del sueco y podrías haber dicho, cuando le concedieron el premio, "sí, yo lo conocía y había leído alguna cosa suya", que queda muy bien en ciertos círculos. Ay, es que sólo me lees cuando pongo cosas de angloparlantes.

8 de octubre de 2011, 21:28

Que no, que no, que te leo siempre, lo que pasa es que el tal Tranströmer es como si no hubiera pasado por delante d e mis ojos. Leyendo el otro día las quinielas de los periódicos, ni una repetía más de un candidato .Que si Murakami, que si un sirio, que si un libanés (cuyos nombres también han volado de mi mente). Pero todos coincidían en que este año tocaba un poeta.

Un placer siempre leerte y saludarte, sea por autores con & o sin ella.

9 de octubre de 2011, 4:37

Bueno, las listas de las casas de apuestas las generan los apostantes, no los jurados, así que no hay que fiarse. Son más de fiar las entrevistas a posteriori con miembros del jurado, que es cuando mencionan quienes fueron contemplados en las votaciones.

Pero si te dedicas a las quinielas tendrás que prestar más atención a lo que lees aquí, y no dejar que pase ante tus ojos y olvidarlo.
Para que te vayas preparando con tiempo, el año pasado fue un canónico, este año fue un poeta, el que viene debería de ser un exótico, así que vete leyendo algo de Chinua Achebe o de Ngugi wa Thiongo. Achebe escribe en inglés y Thiongo escribía en inglés, ahora lo hace en kikuyu pero él mismo se traduce al inglés, así que los encontrarás sin problemas en bookdepos... (también los encontrarás en castellano) Por cierto, son muy muy interesantes.

Ah, se me olvidaba. No es necesaro que continúes propagando el mito urbano de que el Nobel va a desconocidos. Si fueras un lector de bestsellers de zombies, vampiros o cátaros te creería, pero no me creo que que tú no hubieras oído/leído antes de que les dieran el premio a Lessing, Pinter, Coetzee, Gordimer, Naipaul, Morrison o Derek Walcott (por mencionar sólo los últimos angloparlantes).

9 de octubre de 2011, 9:24

Vale, he exagerado un poco, ja,ja, ja.
Pero he de reconocer que tengo la sensación de que cuando dicen el nombre del elegido siempre es un nombre ignoto (para mi, claro). Cuando se lo dieron a Lessing casi me caigo de espaldas (¡La conozco, la conozco!). Esta claro que tienes vista y como se lo den a uno de los que mencionas el año que viene, me van a pillar otra vez con cara de poker. Pero no dudes que me lo prepararé pasando por aquí.

Por cierto, si algo le agradecer al Nobel es haberme hecho leer a dos autores que no conocía previamente a su concesión, a pesar de lo famosos que eran y que desde entonces me encantan: Jose Saramago (si, ya lo se, llegue muy tarde a Saramago) y Seamus Heaney.

Saludos.

9 de octubre de 2011, 10:14

Nunca es tarde para conocer a Heaney que, por cierto, suele visitar mi tierra con cierta frecuencia. Creo que tiene alguna relación con un instituto de secundaria de un pueblo de aquí y ha venido también invitado alguna vez a la "Selmana de les lletres".
Mi interés por el portugués es el mismo que tengo por los últimos avances en el troquelado de la muesca de los tornillos para carpintería. Vale, exagero, los tornillos tienen su cosa cuando los conoces un poco.
Saludos.

9 de octubre de 2011, 16:33

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