La música clásica, eso que ahora les da por llamar música culta (como si el jazz o el rock&roll no fueran músicas cultas), a lo que iba, la música clásica me va gustando menos cuanto más reciente es su fecha de composición, vamos, que prefiero a Monteverdi antes que a Montsavage. Pero hay excepciones, dos grandes excepciones, Gabriel Fauré y Erik Satie.
Satie fue un músico que aunó una imaginación desbordante con un enorme gusto por el detalle. Reivindicó su absoluta independencia estética y, sin embargo, ha sido considerado por los surrealistas, los impresionistas, los neoclásicos, los minimalistas, los dadaístas o los conceptuales como uno de los suyos. Muchos contemporáneos clasificaron su música de decadente.
También fue escritor. Escribió poesía, letras para canciones, epigramas, escenas teatrales para acompañar a su música... Parte de esta obra tan heterogénea se encuentra recogida en "Cuadernos de un mamífero".
Falso nocturno
La noche es silenciosa.
La melancolía es enorme.
El fuego fatuo perturba el tranquilo paisaje.
¡Qué pelma!
Es el viejo fuego fatuo
que tanto necesitaba venir.
Volvamos a nuestro ensueño, por favor.
Don Quijote
¿Qué me importan estos vallecillos, estos palacios,
estas chozas?
Objetos vanos cuyo encanto se ha desvanecido para mí.
Ríos, peñas, bosques, soledades tan queridas,
os falta un solo ser y todo está despoblado.
La melancolía es enorme.
El fuego fatuo perturba el tranquilo paisaje.
¡Qué pelma!
Es el viejo fuego fatuo
que tanto necesitaba venir.
Volvamos a nuestro ensueño, por favor.
Don Quijote
¿Qué me importan estos vallecillos, estos palacios,
estas chozas?
Objetos vanos cuyo encanto se ha desvanecido para mí.
Ríos, peñas, bosques, soledades tan queridas,
os falta un solo ser y todo está despoblado.
Gnossienne No.2
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on 20 enero 2010
at 21:09
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