Este extracto pertence a "Monólogo", uno de los tres cuentos que conforman "La mujer rota" de 1968.¡Imbéciles! Corrí las cortinas, la luz idiota de los faroles y de los árboles de Navidad no entra en el apartamento, pero los ruidos atraviesan las paredes. Los motores, los frenos, y ahora se ponen a tocar la bocina, se creen califas cuando van al volante de sus 404 modelo familiar semisport de imitación, de sus Dauphine lastimosos, de sus convertibles blancos. Un convertible blanco con almohadones negros, eso sí que es bonito, y los tipos silbaban cuando yo pasaba con las gafas oblicuas, un pañuelo de Hermés en la cabeza ¡y ellos que creen enloquecerme con sus caras mal lavadas y los aullidos de sus bocinas! Si se hicieran carambola justito aquí bajo mi ventana, eso sí que me divertiría. Asquerosos, me rajan los tímpanos y yo no tengo más tapones, los dos últimos amortiguan la campanilla del teléfono y están completamente deshechos y prefiero tener las orejas rotas antes que escuchar sonar el teléfono. Suprimir ese escándalo ese silencio: dormir. Y no cerraré un ojo, ayer no pude, sentía terror porque era la víspera de hoy. He tomado tantos somníferos que ya no hacen efecto y ese médico es un sádico, me los da en supositorios, no puedo cargarme como un cañón. Tengo que descansar, es preciso, mañana quiero tener mi oportunidad con Tristan; nada de lágrimas ni gritos. "Esta situación es anormal, ¡incluso desde mi punto de vista, qué fracaso! Un chico tiene necesidad de su madre." Voy a pasar otra noche en blanco, tendré los nervios de punta, fallaré otra vez. ¡Asquerosos! Me caminan por la cabeza, los veo los escucho. Se llenan de foie gras ordinario y fiambre quemado, se relamen. Albert y la señora Nanard Etiennette, sus mocosos, mi madre; es contra natura que mi propio hermano, mi propia madre, prefieran a mi ex marido. No tengo nada en contra de ellos, únicamente que no me impidan dormir; uno se vuelve apto para la jaula, confiesa todo lo verdadero y lo falso; que con eso no cuenten, tengo una fuerte naturaleza, no podrán conmigo.
(...)
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on 13 julio 2009
at 19:34
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cuento
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