Lo prometido es deuda. Una entrada para la mujer que se adelantó cincuenta años a la visión de la sociedad de Aphra Behn.María de Zayas y Sotomayor (Madrid, 12 de noviembre de 1590 - ¿1661?) fue una novelista española del Siglo de Oro, la más importante junto con Mateo Alemán y Miguel de Cervantes, y una temprana feminista junto a su contemporánea Sor Juana Inés de la Cruz.
No se sabe mucho de su vida. Las fuentes sobre ella son sus propias obras y lo que sus coetáneos dijeron de ella.
Parece que fue hija del capitán de infantería Fernando de Zayas y Sotomayor que sirvió en el virreinato de Nápoles, lo que permitió a María familiarizarse con la lengua y la novelística italianas que luego serían de gran importancia en su obra. Sobre 1616 fijó su residencia en Madrid y se cree que perteneció a alguna academia literaria en la que coincidiría con su gran amiga y poetisa Ana Caro de Mellén.
Vivió algún tiempo en Zaragoza. Se cree que pudo residir también en Sevilla o Granada. Durante su estancia en Zaragoza publicó la primera parte de sus Novelas amorosas y ejemplares (también conocida como el Decamerón español), un grupo de diez novelas cortesanas que analiza los estratos sociales superiores de su época y en la que se percibe influjo de Miguel de Cervantes. Del Decamerón de Boccaccio toma la fórmula de una reunión por culpa de una enfermedad (en vez de la peste, unas cuartanas de Lisis, personaje que es su alter ego) a lo largo de cinco noches. En cada una de ellas se narran dos novelas de gran crudeza. Al contrario que otros novelistas contemporáneos suyos, no pretende exhibir un ingenio cortesano complicando el estilo ni hacerse pasar por moralista sermoneadora, sino que le interesan la amenidad narrativa, la psicología de los personajes y los ambientes en que se mueven. Además, en sus denuncias de las injusticias refleja una gran independencia y un recio orgullo femenino, sin mostrarse pacata en las escenas escabrosas. La segunda serie está compuesta por Novelas y saraos y Parte segunda del Sarao y entretenimientos honestos, reeditados luego como Desengaños amorosos. Este segundo grupo de novelas intensifica los argumentos truculentos y escabrosos. Se conservan además algunas poesías suyas en diversas antologías aunque de altura inferior a su prosa.
Fue una novelista muy conocida por el público y apreciada por sus contemporáneos. Tanto Pérez de Montalbán, como Lope de Vega o Castillo de Solórzano le dedican elogios en alguna de sus propias obras.
Pese a ello ha sido durante largo tiempo oscurecida por la crítica. Emilia Pardo Bazán reivindicó su obra y la definió como "picaresca de la alta sociedad".
Como narradora la caracteriza una gran fuerza. Tiene de su época el gusto por la violencia, la crueldad, la magia y los encantamientos. La moral en ella no es moraleja sino escarmiento. No ahorra episodios picarescos cuya crudeza no desmerece la del Buscón, ni se queda atrás en el cultivo de la novela bizantina a lo Cervantes. Pero quizás lo que más sorprende en ella es la desenvoltura con que se comportan los personajes femeninos en el aspecto sexual y amatorio. Desde la que persigue a un hombre que ve por el balcón hasta la que guarda un amante negro en el establo para devorarlo sexualmente, «antes de infinitos adulterios». En el XVIII, la Inquisición prohibió reeditar sus novelas. Invariablemente, hay mujeres que acaban mal por la liberalidad con que se entregan; pero no son todas. Es también notable lo poco que se preocupan por el decoro personal o familiar cuando siguen a sus impulsos, que es casi siempre. María de Zayas critica, con la misma libertad que muestran sus personajes, las idea de la época acerca de la honra y la virtud, que, en su opinión, tanto perjudicaban a las mujeres.
No solo quiso “una igualdad de derechos”. La mujer debía colocarse a la par del hombre puesto que "las almas no son hombres ni mujeres". Su obra puede considerarse como una réplica a la corriente misógina que desde la publicación de Disciplina clericalis, tantos adictos había encontrado en nuestra literatura.
María de Zayas, la primera novelista española (al menos la primera novelista de éxito).
"Estragos que causa el vicio" (de Desengaños amorosos)
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Y digo que ni es caballero, ni noble, ni honrado el que dice mal de las mujeres, aunque sean malas, pues las tales se pueden librar en virtud de las buenas. Y en forma de desafío, digo que el que dijere mal de ellas no cumple con su obligación. Y como he tomado la pluma, habiendo tantos años que la tenía arrimada, en su defensa, tomaré la espada para lo mismo, que los agravios sacan fuerzas donde no las hay; no por mí, que no me toca, pues me conocéis por lo escrito, mas no por la vista, sino por todas, por la piedad y lástima que me causa su mala opinión.
Y vosotras, hermosas damas, de toda suerte de calidad y estado, ¿qué más desengaños aguardáis que el desdoro de vuestra fama en boca de los hombres? ¿Cuándo os desengañaréis de que no procuran más de derribaros y destruiros, y luego decir aún más de lo que con vosotras les sucede? ¿Es posible que, con tantas cosas como habéis visto y oído, no reconoceréis que en los hombres no dura más la voluntad que mientras dura el apetito, y en acabándose, se acabó? Si no, conocedlo en el que más dice que ama una mujer: hállela en una niñería, a ver si la perdonará, como Dios, porque nos ama tanto, nos perdona cada momento tantas ofensas como le hacemos.
¿Pensáis ser más dichosas que las referidas en estos desengaños? Ése es vuestro mayor engaño; porque cada día, como el mundo se va acercando al fin, va todo de mal en peor. ¿Por qué queréis, por veleta tan mudable como la voluntad de un hombre, aventurar la opinión y la vida en las crueles manos de los hombres? Y es la mayor desdicha que quizá las no culpadas mueren, y las culpadas viven; pues no he de ser yo así, que en mí no ha de faltar el conocimiento que en todas.
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on 30 marzo 2009
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