Bell es, a decir de los entendidos, uno de los más grandes violinistas actuales. La gente paga dinerales por asistir a sus conciertos en los teatros y auditorios más importantes del mundo.
Sin embargo hay algo que no dice mucho en favor de los que escuchamos música y a los que a veces se nos llena la boca hablando de las virtudes interpretativas o compositoras de alguien. El viernes 12 de enero de 2007 Bell colaboró con el Washington Post en un experimento. Se fue a la puerta del metro y tocó durante 43 minutos (tres días antes había llenado el Boston Symphony Hall a 100 euros la butaca). El resultado fue una recaudación de 32 dólares, ningún aplauso, sólo una persona (rockera y que no conocía al violinista de nada) que se paró durante seis minutos a escuchar al virtuoso y otra que dijo saber muy poco de música pero había visto al violinista en un concierto gratuito tres semanas antes antes y lo reconoció (es la que aparece al final del video).
Eso sí, la seguridad del metro es alta. El violín utilizado fue un Stradivarius por el que el músico pagó la broma de 4 millones de dólares.
En algún lado es oído o leído que no hace mucho se hizo algo similar en Londres con resultados idénticos.
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on 12 febrero 2009
at 22:05
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