Hay buenos escritores y hay buenos ilustradores, pero no siempre sus trabajos coinciden. Cuando el gran escritor coincide con el gran ilustrador, el resultado es mágico. Eso ocurría con Robert Seymour y Charles Dickens. Más cerca en el tiempo ha habido otra conjunción de estrellas que ha hecho de sus libros vayan más allá de la literatura o la ilustración. Me refiero al equipo formado por Roald Dahl y Quentin Blake.
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on 02 diciembre 2008
at 19:12
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