Allí están estas cosas: el vergel,
el árbol, la serpiente, la áurea fruta,
la mujer en la sombra de las ramas,
el curso de agua y el espacio herboso.
Allí están y allí estaban. En el huerto
hespérido, confín del viejo mundo,
pendía dorado el fruto en las eternas
frondosidades, y el dragón Ladón,
erizando la enjoyelada cresta,
a áurea garra afilando, descubriendo
el argentado diente, dormitaba
a la espera —toda una eternidad—
de que Heracles, el héroe trapacero,
llegase a desposeerle y expoliarle.
Randolph Henry Ash,
El jardín de Proserpina, 1861
El libro, grueso y negro, estaba cubierto de polvo. Tenía las tapas combadas y quebradizas; en sus tiempos había sido maltratado. Le faltaba el lomo, o mejor dicho sobresalía entre las hojas como abultado marcador. Estaba sujeto con vueltas y vueltas de una cinta blanca sucia, cuidadosamente atada con un lazo. El bibliotecario se lo entregó a Roland Michell, que lo esperaba sentado en la sala de lectura de la Biblioteca Londinense. Había sido exhumado de la caja de seguridad número 5, donde solían flanquearlo Las travesuras de Príapo y El amor griego. Eran las diez de la mañana de un día de septiembre de 1986. Roland ocupaba la mesita individual que más le gustaba, detrás de un pilar cuadrado, pero con el reloj de la chimenea bien a la vista. A su derecha había un ventanal soleado, que dejaba ver el ramaje verde de St James's Square.
Así comienza "Posesión", la novela de Antonia Susan Byatt que fue premio Booker en 1990. Como estamos acabando el año es hora de propósitos, y leer esta novela en 2009 es uno de los míos. Resulta curioso ver esta obra normalmente colocada en la sección de novela rosa de las librerías, pero ¿alguien puede creer que le darían el premio Bookker a una novela rosa como si de algo de Danielle Steele se tratara?
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on 31 diciembre 2008
at 17:35
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