Recuérdame después de haberme ido
cuando, bajo la tierra silenciosa
no me alcance tu mano temblorosa
ni pueda desandar lo recorrido.
Recuérdame sin más cuando perdido
el sueño que soñaste, cual la rosa,
se deshoje, pues ya ninguna cosa,
promesa o ruego, llegará a mi oído.
Mas si me olvidas por un tiempo, amado,
al reparar en ello no te aflijas.
Si la muerte y los vermes han dejado
algún vestigio de mi pensamiento,
prefiero que me olvides si contento
estás a que me evoques y te aflijas.
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on 23 octubre 2008
at 8:35
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poesía,
rossetti
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