Adonis (V)

Posted by La mujer Quijote in ,

Mi candidato al Nobel de dentro de tres días. De mi terna de favoritos, la que forma con Thiong'o y con Farah (mis candidatos clásicos, Achebe y Djebar, se han ido muriendo), me inclino por él por su origen sirio (la política siempre interviene, aunque los méritos poéticos de Adonis sean más que suficientes). De todas formas mi capacidad adivinatoria sólo funcionó el año de Trastömer y porque parecía demasiado evidente.
Los poemas pertenecen a "Epitafio para Nueva York".
La versión es la de Federico Arbós.


VI
Entre Harlem y Lincoln Center
avanzo, negra el alba, cual número perdido en un desierto
lleno de dientes. No había nieve ni viento. Anduve
como quien persigue un espectro (su rostro no es rostro,
sino herida o llanto; su figura no es figura, sino
rosa marchita). Un espectro (¿hombre? ¿mujer? ¿ambas
cosas?) que acecha el firmamento con un arco al
pecho. Pasó una gacela y advirtióla a gritos la tierra.
Llegó un pájaro y le avisó la luna. Y supe que volaba
para atestiguar el renacimiento del Indio Americano
en Palestina y sus pueblos hermanos,
     pero el espacio es una cinta de balas
     y la tierra una pantalla de muertos.




Whitman, cúmplase ya nuestra hora. De mis pensamientos
hago una escalera, con mis pasos tejo una almohada.
Esperaremos. El hombre muere, pero es más duradero
que la tumba. Cúmplase ya nuestra hora. Espero
que corra el Volga entre Manhattan y el Queens. Espero
que desemboque el Huang Ho junto al Hudson.
¿Te sorprende? ¿Acaso no desembocaba el Orontes
en el Tíber? Cúmplase ya nuestra hora. Oigo un estruendo
terrible: Wall Street y Harlem se reúnen: júntense
las hojas y el trueno, el vendaval y el polvo.
Cúmplase ya nuestra hora. Las conchas construyen
sus nidos en la ola del tiempo. El árbol conoce su
nombre. Y hay agujeros en la piel del mundo, un sol
que altera la máscara y el fin y solloza en un ojo
negro. Cúmplase ya nuestra hora. Podemos girar más
aprisa que la rueda, podemos romper el átomo y flotar
en un cerebro electrónico pálido o radiante, vacío
o lleno. Podemos fundar un hogar para los pájaros.
Cúmplase ya nuestra hora. Hay un pequeño libro
rojo que se alza. No la madera que se astilla bajo las
palabras, sino la que se ensancha y crece, la madera
de la locura sabia y la lluvia que cae limpia para ser
heredera del sol. Cúmplase ya nuestra hora. Nueva
York es una roca que baja rodando por la frente del
mundo. Su sonido en tu traje, en el mío: sus chispas
tiznan tus miembros y los míos... Podría ver el final,
pero ¿cómo convencer al tiempo para que me deje
durar hasta entonces? Cúmplase ya, el hacha en alto,
nuestra hora. Y que flote el tiempo en el agua de
esta ecuación:

NUEVA YORK + NUEVA YORK = La tumba o cualquier
cosa que venga de la tumba.
NUEVA YORK – NUEVA YORK = El sol.





WALT WHITMAN,
veo cartas que por las calles de Manhattan van hacia ti volando.
Cada carta es un carro lleno de perros y gatos.
Esta es la era americana: El siglo veintiuno, para los
gatos y los perros; para los hombres, el exterminio.

This entry was posted on 05 octubre 2015 at 21:11 and is filed under , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

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