Amy Hempel - "Celia ha vuelto"

Posted by La mujer Quijote in ,

Hempel es una de esas grandes autoras con las que la crítica es unánime (cosa muy difícil, por muy bueno que seas siempre habrá alguien que lleve la contraria para hacerse notar) y que, sin embargo, ha sido maltratada por los editores españoles. Es una autora minimalista, en sus cuentos no hay ni una sola oración de más, pero tampoco de menos. Ella orienta al lector a lo largo del relato, pero es éste quien ha de sacar las conclusiones. Gordon Lish la ayudó a publicar su primera colección de relatos, "Razones para vivir", a la que pertenece este cuento. Si tenemos en cuenta que Lish fue profesor o editor de autores como Carver, Ozick, Ford o Nabokov, esa carta de presentación no es nada desdeñable.

La suerte no es suerte —dijo el padre a sus hijos—. La suerte es el lugar en el que la preparación encuentra su oportunidad.
El niño respaldó la proclama de su padre.
—Eso es lo que dicen los grandes ganadores —admitió.
El niño y su hermana participaban en concursos. La mesa de la cocina estaba abarrotada de folletos y de cartones de inscripción recortados de las cajas de cereales. El niño sostenía la fotografía de un Rolls-Royce azul, el gran premio de una rifa en la que él era demasiado joven para participar.
—¿Crees que tiene que ser azul? —preguntó—. ¿Crees que podría conseguir uno de otro color?
—No sabes conducir —dijo la niña—, así que no sé para qué sirve que te preguntes eso.
La niña arrancó una hoja de un cuaderno y redactó una declaración jurada en la que su padre prometía darle a ella el Rolls cuando lo ganase en la rifa del próximo otoño. Trazó con un lápiz una línea sobre el papel para que su padre firmase sobre ella, y debajo trazó otra línea en la que escribió Testigo.
Como el padre aún tenía tiempo antes de acudir a su cita semanal, se sirvió un café y rellenó algunos de los espacios en blanco. A pesar de lo que había dicho poco antes, el padre sabía que él tenía suerte. Durante el tiempo que llevaba viviendo en la casa, le habían tocado dos premios: un viaje de una semana para dos a Hawai, billete de avión incluido, y un paseo en globo.
El padre les explicó que las rifas eran fáciles de ganar. No había que acertar nada, no había que componer ningún poemita y no requerían ninguna habilidad especial. Les dijo que se escribía el nombre y la dirección y que se mojaba el papel en agua para que, una vez seco, quedase rígido y crujiente para así poder facilitar el que el notario lo eligiese entre los demás y lo sacase de la urna. También les dijo que se podía participar en una rifa todas las veces que uno quisiera. Si el premio merecía la pena, había que inundar la urna de papeletas.
El padre levantó la mano como los indios cuando dicen «Jau».
—Recordad las Tres Pes: Paciencia, Perseverancia y Postales —les dijo a sus hijos—. La gente que gana estas cosas conoce bien las Tres Pes.
Los concursos no eran como las rifas, decía. Se necesitaba talento para ganar un concurso, o al menos tener un don especial.
—S-O-S—informó el padre—. Lo que tenéis que recordar es esto: Ser Sencillo, Ser Original, Ser Sincero. Ése es el método para ganar.

Cuando completaron las inscripciones y sellaron las cartas para la rifa, los niños retuvieron a su padre para que les ayudara con el concurso de gelatina de la marca Jell-0.
—¡Papá nos ayudará! ¡Papá gana siempre!
—Está bien —dijo el padre—. Pero no me hagáis llegar tarde a mi cita.
Había que contarles a los miembros del jurado por qué les gustaban las gelatinas Jell-0. Había que completar la frase: «Me gustan las gelatinas Jell-0 porque _______.»
Antes de nada, el padre miró lo que los niños habían escrito.
—Es sincero —dijo—. Pero, ¿es original? —Les dijo que lo primero que se les había pasado por la cabeza se les habría pasado también por la cabeza a los demás—. Pensad. ¿Qué tienen las gelatinas Jell-0? ¿Qué tienen de especial?
Tardó tanto tiempo en responder a su propia pregunta que los niños se miraron entre sí.
—¿Qué? —preguntó la niña.

El padre cerró los ojos y se reclinó en la silla. Dijo:
—Me gustan las gelatinas Jell-0 porque me gusta tomar una copiosa comida después de dar un paseo enérgico en un día de invierno... Algo que de verdad me haga entrar en calor.
El niño soltó una risita tonta, y la niña hizo lo propio.
El padre parecía desconcertado:
—¿No me habéis dicho que era para el concurso de la gelatina? Pues entonces sigamos... Me gustan las gelatinas Jell-0 porque tienen un acabado satinado y compacto que hace que no se desmoronen ni se despeguen. No no. Quiero decir que me gustan las gelatinas Jell-0 porque saben más a fruta. Porque saben a huerta fresca. Porque duran más tiempo secas para protegerme cuando me empapo. Me gustan porque son más absorbentes que las otras marcas. No irritan ni se desbordan.
Abrió los ojos y vio que su hijo salía de a habitación. El sonido que le hizo abrir los ojos fue el del bolígrafo que el niño había tirado al suelo.
—A lo mejor ya eres un ganador -dijo el padre. Volvió a cerrar los ojos y continuó:
—¿Sabéis? Casi todas las gelatinas me ponen los nervios de punta. Pero las gelatinas Jell-0 no. Porque no tienen cafeína. Saben bien... y están hechas para durar. Sí, me gustan las gelatinas Jell-0 porque es lo único que puedes tomar cuando quieres librarte de un dolor de cabeza. O cuando necesitas quitarte el mal aliento, a menos que quieras que tu mal aliento te suprima a ti. Esta vez lo que le hizo volver en sí fue el sonido de las llaves del coche que se balanceaban en el llavero. Su hija las había cogido. Dijo:
—Papá, vamos. Vas a llegar tarde.
—¿Qué os había dicho? -dije- No me hagáis llegar tarde a mi cita.
Siguió a su hija, que ya se dirigía hacia el coche.
-¿Os he dicho qué tienen de especial las gelatinas Jell-0? —preguntó.

Su destreza automovilística no estaba mermada. Conducía despacio, con precaución, con la niña sentada en el asiento del copiloto. Salió de la autovía para entrar en una amplia avenida comercial llena de restaurantes de franquicias y de negocios en liquidación. El lugar al que se dirigía estaba a varias manzanas.
La luz roja de un semáforo hizo que se detuviese frente a la Casa de Marlene. En una ventana mugrienta había un letrero escrito a mano. El letrero decía: CELIA, ANTES SEÑORA DE EDWARD, SE HA REINCORPORADO A NUESTRA PLANTILLA.
Sus manos se relajaron sobre el volante.
«Celia», pensó.
Celia ha vuelto para que todo marche bien. La maravillosa Celia ejerce sus poderes.
El semáforo cambió a verde. «¿De verdad ha vuelto? —se preguntó—. ¿Ha vuelto Celia para quedarse?»
A pesar de las bocinas que sonaban detrás de él y de los puñetazos que le daba su hija en el costado, el padre permanecía inmóvil.
«Todo irá de maravilla», pensó, «ahora que Celia está aquí».

This entry was posted on 11 enero 2011 at 21:16 and is filed under , . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

8 comentarios

La verdad es que a la Hempel no la conocía de nada hasta hace unos dos años, que me la empecé a encontrara reiteradamente en cualquier sitio en el que leia acerca de libros de escritores neoyorquinos o de maestros contemporáneos del relato. Es totlametne cierto lo que dices, pocos escritores pueden decir que nadie ha hablado mal de ellos, que los elogios hacia su obra son practicamente universales. Compre los relatos completos cuando salieron en español y precisamente hace unos días, en el úlitmo pedido a Londres me han llegado en inglés, como excusa para releerlos. además en cualquier recopilación contemporanea de relatos que reciba esta Hempel.

Tengo cierta debilidad por "Today will be a quiet day" pero me gusta practicamente todo en mayor o menor medida. En un viaje a New York me dio mucha pena que por 48 horas no pude asistir a una firma de libros en la librería Strand. Me hubiera encantado.

12 de enero de 2011, 18:09

Sí, Hempel aparece, ahora, en cualquiera de las recopilaciones del cuento contemporáneo. En muchas ocasiones, cuando se hablaba de cuentos del siglo XX las referencias siempre eran Cheever, Cortazar, Carver,... Todos estaban ahí por méritos propios, pero todo resultaba siempre muy masculino. Ahora las tornas están cambiando un poco y ya nadie serio puede hablar del cuento en siglo XX sin mencionar entre los más grandes a Alice Munro, Eudora Welty, Flannery O'Coonnor, Carson McCullers, Cynthia Ozick, Grace Paley, Mavis Gallant, Amy Hempel, Dorothy Parker,...
Si revisásemos el canon ahora, casi podríamos decir que el cuento del XX es femenino, con gloriosas excepciones masculinas, claro.
Ya que tienes la versión en inglés y la versión en español, tal vez, cuando los releas, podrías hacer una anotación sobre la traducción de los "cuentos completos", no todo el mundo está muy contento con el resultado final.
Saludos.

12 de enero de 2011, 20:23

Si, la verdad es que savo Ozick, a la que no he leido (seguro que en tu blog tengo cosas), las demás son auténticas Diosas para mi. Todas, no ha fallado una de entre mis preferidas. Además, ultimamente es que casi todos los grandes descubrimientos que estoy haciendo en novela, son mujeres la inmensa mayoría. Con Cheever y Carver me he quitado las penas (otras veces me las han provocado) durante años. Pero todas estas, muy especialmente para mi Munro, O´Connor, Hempel y Parker son casi de amor adolescente.

No te preocupes, que voy a comparar y pronto la traducción de Hempel con el orioginal y lo comentaré sin duda. Que pena que una obra tan sudada por su autor se deje en manos de cualquiera.

Lo cual me recuerda que el otro dia cayó en mis manos el ejemplar de un amigo de "Memento Mori" de Spark en su edición en castellano. Te confirmo que como comentabas, la traducción es simplemente vergonzosa. No solo es incorrecta, sino que el volumen de errores gramaticales en la edición es de suspenso directo hasta septiembre. Consecuencia: a este amigo no le ha gustado nada. A renglón seguido ha leido "la plenitud de la señora Brodie" (no he leido la traducción) y le ha apasionado....

Saludos.


POSDATA: Te has dejado a la autora de uno de los dos libros de relatos que más me han gustado en todo 2010, no se si la has leido: Jhumpa Lahiri.

Mira, tanto Lahiri como Hempel han estado firmando libros en "Strand" http://www.strandbooks.com/app/wwi/p/about_us/events/strandauthorevents071009.pdf

Snifff.

12 de enero de 2011, 21:27

Sí, de Ozick puedes encontrar en el blog "Levitación", el que pasa por ser su cuento más importante. En las librerías tendrás más difícil encontrarla. En alguna de las que tengan fondo de verdad, tal vez encuentres algo de lo que editó Montesinos en los 80. Recuerdo haber visto en un viaje a Barcelona que allí se estaba editando algo en catalán hace un par de años más o menos, pero en castellano me temo que nada de nada.
Tomo nota de lo de Spark, aunque el libro ya lo tengo en casa. Teniendo en cuenta lo que conozco de ella, al menos sé que la culpa del desaguisado es del traductor.
Lahiri no es que me la haya dejado, es que ya pertence a otra generación, es del grupo del presente-futuro, el grupo de Lorrie Moore, Amy Homes, Ali Smith, Edwidge Danticat o Zadie Smith. Pertencen todavía a otra categoría.

12 de enero de 2011, 22:13

ahora que la mencionáis , me acuerdo de que tengo en casa The interpreter of maladies de Jhumpa Lahiri sin leer comprado del siglo pasado en una WH SMIth. Recuerdo haberlo comprado guiándome un poco por la lectura de los primeros párrafos y por lo que se decía en la faja. Poco después empecé a leer crítica muy buena pero aún sigue ahí... Menos mal que los libros no caducan ni se desintegran...

14 de enero de 2011, 12:26

Pues nada, tanto mencionarla y que no tenga nada puesto de Lahiri no es de recibo, así que habrá que preparar una.

14 de enero de 2011, 18:33

Concretamente "Interpreter of Maladies" es mi libro preferido de Lahiri (ha leido los tres). Es simplemente sensacional. No dejes de leerlo.

Concretamente los relatos "A temporary matter" e "Interpreter of Maladies" me fascinan.

Como hagas un post me vas a obligar a releer el libro.

16 de enero de 2011, 23:27

Me está costando hacerlo, mi fuente para el blog es internet, todo el material es obtenido de la red, y lo poquísimo de Jhumpa que he encontrado son pésimas traducciones, pero no desisto.

17 de enero de 2011, 8:14

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